En el 243º aniversario del natalicio del Libertador, recordamos las importantes celebraciones de febrero de 1878 en el centenario de su nacimiento.
“Considerando que el 25 de febrero entrante se cumplen cien años desde el día en que vino al mundo el brigadier general don José de San Martín, y que el pueblo y el gobierno argentino se hallan en el deber de celebrar el centenario del primer capitán de los ejércitos de la independencia, que con su genio y con su espada contribuyó poderosamente a dar la libertad a tres naciones, fundando su independencia.
Que a fin de dar al pueblo la mayor participación posible en esta fiesta, conviene que ella sea presidida por comisiones numerosas que le impriman un carácter más popular.
El Presidente de la República DECRETA
Art. 1° Declárase feriado para las oficinas públicas de la nación en todo el territorio de la República el día 25 de febrero del presente año, con excepción de la aduana.
Art. 2° Nombrase una Comisión Central en esta ciudad, compuesta de los siguientes ciudadanos: Dr. Miguel Goyena, Dr. Olegario Ojeda, don José M. Estrada, Dr. Aristóbulo del Valle, Dr. Pedro Goyena, Dr. José C. Paz, don Olegario Andrade, Dr. Eduardo Wilde, Dr. Manuel M. Zorrilla, Dr. Dardo Rocha, Dr. Carlos Pellegrini, Dr. Ricardo Gutiérrez, Dr. Manuel A. Montes de Oca, Dr. Wenceslao Pacheco, Dr. José A. Terry, Dr. Emilio Lamarca, Dr. Norberto Quirno Costa, Dr. Ignacio Pirovano, Dr. Luis V. Varela, Dr. Emilio Villafañe, Dr. Manuel Llavallol, Dr. Guillermo White, Dr. Estanislao S. Zeballos, Dr. Bernardo Solveyra, Dr. Aurelio Prado y Rojas, Dr. Héctor Álvarez, Dr. Carlos Salas, Dr. Hugo A. Bunge, Don Carlos Encina, Dr. Lucio V. López, Dr. Roque Sáenz Peña. Secretarios: Dr. Ángel G. Carranza Mármol y don Luis F. Fuentes.
Art. 3° Esta Comisión será presidida por el Dr. Manuel Quintana.
Art. 4° La comisión se subdividirá en subcomisiones para el mejor desempeño de sus funciones.
Queda encargada de organizar una conferencia literaria en honor del general San Martín, así como de proponer al gobierno los demás medios que juzgue oportunos para la celebración del centenario, y promover por el nombramiento de otras comisiones la realización de conferencias análogas en las demás ciudades de la República. El producto de las conferencias se destinará a aumentar los fondos de repatriación que actualmente se recolectan.
Art. 5° Invítese por el Ministerio del Interior a los gobiernos de las provincias, a asociarse en este acto de reconocimiento nacional en la manera que lo hallen conveniente.
Por su parte, la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires quiso también tomar parte en la organización de los festejos, a tal fin dictó el 7 de febrero de 1878 una Ordenanza que en sus puntos salientes decía que:
“Art. 1° En las noches de los días 23, 24 y 25 de Febrero, será iluminada extraordinariamente la plaza de la Victoria y los edificios públicos que la circundan y se invitará al vecindario del municipio nacional y extranjero a hacer otro tanto en el frente de sus casas, enarbolando a la vez en estas el pabellón nacional.
Art. 2° La Municipalidad mandará acuñar tres mil medallas de cobre para distribuir al pueblo, conmemorativas del aniversario que se festeja. En el anverso de esta y en se centro irán colocadas las armas de la Ciudad de Buenos Aires, bajo de ellas la fecha “25 de febrero de 1878” y en la circunferencia, la siguiente inscripción: “El Municipio de Buenos Aires al gran capitán de la Independencia de América”. En el reverso irá colocado el busto de D. José de San Martín, orlado por dos ramas de laurel y en la circunferencia este mote: “El Pueblo agradecido, al libertador D. José de San Martín, en su centenario”.
Art. 3° En la noche del día 25 de abrirán los Salones Municipales en honor a los guerreros que contribuyeron con su brazo a la Independencia Argentina y que aún sobreviven: invitándose las autoridades nacionales y provinciales y altos cuerpos del Estado a que concurran igualmente para mayor solemnidad del acto.
Con motivo de la propuesta realizada por la Comisión del Centenario a la Municipalidad de Buenos Aires tendiente a sustituir el nombre de la Plaza de Marte por el de Plaza San Martín, el 15.Feb.1878 esta última consideró justo “honrar a aquel guerrero, dándole también a dicha plaza su nombre, pues que a ella convergen las calles que recuerdan las batallas principales que simbolizan su gloria y la fundación de nuestra Independencia”.
En virtud de ello dictó una Ordenanza por medio de la cual la entonces
Plaza de Marte, en la que desde el 13 julio de 1862 estaba emplazada la estatua ecuestre del prócer, pasó a llamarse “Plaza San Martín” tal y como la denominamos en la actualidad.
Por su parte, la Provincia de Buenos Aires adhirió a los festejos, tal es así que el 21 de febrero de 1878 Carlos Casares y Bonifacio Lastra refrendaron un decreto por medio del cual la jornada del 25 se declaró feriada. Además concurrió con la suma de cuarenta mil pesos a los gastos de la celebración, entregando aquellos emolumentos a la Comisión Nacional creada para dicho fin.
A su vez la Comisión del Centenario fue ampliada en sus miembros, ya que a la nómina original se sumaron: Domingo Frías, Delfín Gallo, Nicolás Achával, Miguel Cané, Carlos Guido y Spano, Melchor Rom y Luis Silveyra Olazábal.
Para una mejor organización, se nombró una Comisión Central de Fiestas, que tendría sus sesiones en la calle Cuyo 191/195, compuesta por Jaime Llavallol, Adolfo Bullrich, Bartolomé Mitre y Vedia, Juan Cruz Varela, Eugenio Blanco, Enrique Aberg, Alejandro Paz, José I. Garmendia, Ignacio Oyuela, Guillermo Moores, Germán Elizalde, Eliseo Acevedo y Enrique Lezica, conjuntamente con una Comisión de Marina y otra destinada al arreglo del parque 3 de Febrero.
El 15 de febrero, la Comisión del Centenario publicó un manifiesto invitando al pueblo de la siguiente manera:
“Buenos Aires, la capital histórica de la República Argentina, la grande iniciadora de la emancipación de Sud América, se prepara a festejar dignamente el aniversario del general San Martín.
Los recuerdos que este solo nombre evoca están grabados indeleblemente en nuestra historia, y son un timbre glorioso para los libres de todo el Continente. Con especialidad los argentinos se enorgullecen de honrar esos recuerdos, hallándose a ellos vinculada en el pasado la suerte de la patria.
Hoy que se trata de un público homenaje a la memoria del ínclito varón que la ilustró con sus victorias, debe esperar que la manifestación del júbilo popular no sea perturbada por ningún acto que impida el fiel y exacto cumplimiento del programa general adoptado por esas solemnes fiestas por la Comisión Central de las mismas.
Reine, pues, por todas partes el alborozo, el orden, la confraternidad. Nuestra fiesta patriótica será realmente magnífica, si al concurso que den a su esplendor los ciudadanos, se une el respeto de sí mismo, y a la cooperación de que han menester para el buen desempeño de su cometido, los encargados de dirigirla.
La Comisión del Centenario temería ofender la susceptibilidad de un noble pueblo, insistiendo en la conveniencia de dar honroso ejemplo de moderación y cultura.
La dignidad de los habitantes de Buenos Aires responderá del orden”